La industria de la agricultura es una de las más contaminantes del mundo. A pesar de ser un sector vital para la sociedad, genera gran cantidad de residuos que van a parar al medio como el CO2 procedente de la maquinaria, el metano por la cría de ganado y el óxido nitroso de los fertilizantes con base hidrogenada.
La única forma de paliar sus efectos sin perjudicar a la producción que cubre nuestras necesidades básicas es implementar métodos de ahorro de energía y preservación del medio. Una forma de conseguirlo es optando por el uso de energías renovables como la solar, la eólica, la biomasa y la hidráulica entre otras.
Es por eso por lo que queremos dedicar este artículo a comentar algunas aplicaciones de las energías renovables directamente relacionadas con el sector agrícola que pueden ser una buena alternativa para reducir el consumo de energía y crear una industria más sostenible.
Sensores solares para secar el heno
El secado del heno tiene lugar durante la época estival, cuando la luz del sol es más abundante. Para poder aprovechar esta energía gratuita y renovable, se puede optar por sustituir los sistemas de secado alimentados por gas o gasoil por otro con colectores solares. De esta manera se consigue un producto final más natural y se ahorra mucha energía.
Instalaciones fotovoltaicas
Los paneles solares fotovoltaicos son una alternativa estupenda para obtener luz y calor sin coste adicional. Pueden instalarse en lugares aislados para proveer a la vivienda o a la explotación de electricidad y agua caliente, la cual puede utilizarse en la ganadería lechera para limpiar la máquina de ordeño, el tanque de leche, etc.
Aerogeneradores
Instalar generadores eólicos en una explotación agrícola puede ser muy beneficioso. Si los terrenos son amplios es posible colocar un molino doméstico que genera entre 10 000 y 65 000 kWh/año. Esta energía puede destinarse a las salas de ordeño, los sistemas de riego, los habitáculos de los animales… Estas actividades pueden llegar a consumir el 20% – 25% de la electricidad total.
Biogás
El biogás resulta de la fermentación metánica de excrementos animales o de residuos vegetales. La metanización es un proceso biológico de degradación de la materia orgánica mediante la acción de bacterias en ausencia de oxígeno. El resultado es un gas compuesto de metano y dióxido de carbono.
La agricultura es un sector muy favorable para la producción de este tipo de energía ya que cuentan con grandes cantidades de la materia prima necesaria a su disposición. El biogás puede utilizarse para calentar las dependencias de los animales, producir agua caliente sanitaria, esterilizar la pocilga, cocer alimentos o como carburante para la maquinaria agrícola. Además, el gas resultante de este proceso no favorece el efecto invernadero ya que forma parte de un circuito cerrado.
Por supuesto, además de la introducción de energías renovables en la producción agrícola y ganadera, existen otros métodos más tradicionales para conseguir ahorrar hasta un 30% de la factura energética como, por ejemplo:
- El buen uso de la maquinaria agrícola: llevar un mantenimiento adecuado de la maquinaria y usarla con los cultivos correspondientes a cada tipo es la mejor manera de sacarle partido a su vida útil y su energía.
- Concebir edificios ecológicos: los invernaderos y las instalaciones ganaderas consumen grandes cantidades de electricidad. Para permitir el máximo desarrollo de plantas y animales, factores como la temperatura, la ventilación y la humedad son muy importantes. Si se optimizan, es posible disminuir el consumo de energía.
- Limitación de los abonos minerales: los abonos nitrogenados surgen de una combinación entre el nitrógeno atmosférico y el gas natural. Para limitar el consumo de energía, se pueden insertar plantas leguminosas en las rotaciones entre cultivos para que fijen el nitrógeno del aire en el suelo.
