La electromovilidad es una de las principales aliadas para la consecución del proyecto de descarbonización total. La compra de un vehículo eléctrico está respaldada por muchos factores. Sus ventajas frente a los automóviles tradicionales son muchas: su habitabilidad, eficiencia y respeto por el medioambiente, el hecho de que están exentos de pagar el Impuesto de Matriculación, las bonificaciones en las zonas de estacionamiento regulado, etc.
Sin embargo, ¿qué hay de su mantenimiento?
Lo primordial que debes saber es que el mantenimiento de un coche eléctrico es bastante reducido. Esto se debe a que, a diferencia de un coche con motor de combustión, no posee elementos que puedan reducir notablemente la vida útil del tren motriz, como son las piezas con fricción y las que están sometidas a altas temperaturas.
Además, al carecer de filtro de aire y combustible, tampoco hay que realizarles cambios de aceite, bujías, calentadores, embrague, correas de distribución ni tubos de escape.
Así mismo, existen numerosos elementos que sí comparten con los coches de combustión. Estos son los que debemos revisar durante el mantenimiento:
- Neumáticos
- Filtro del habitáculo
- Amortiguadores / Suspensión
- Aislamiento
- Dirección / líquido de dirección
- Limpiaparabrisas
- Sistema de frenada / líquido de frenos
- Estado de la batería
- Refrigerante
Según algunos fabricantes de coches eléctricos, su mantenimiento es hasta un 20% más barato que el de un coche con motor térmico. Como cualquier vehículo, es importante realizarle a tu VE sus revisiones y mantenimientos periódicos, con el objetivo de aumentar su vida útil.
