A unas 40 millas al sur de San Francisco, tres estructuras futuristas se elevan del suelo. Con techos inclinados cubiertos de miles de tejas sobrepuestas, los edificios podrían confundirse con la carpa de circo más avanzada del mundo desde el punto de vista arquitectónico.
De hecho, forman parte del nuevo campus de Google en Bay View, situado a pocos kilómetros al este del actual campus de la sede central en Mountain View. La empresa afirma que los edificios terminados tendrán 90.000 tejas que formarán la „piel solar” del tejado, que los diseñadores han bautizado como „dragones” y que estiman que generarán casi 7 megavatios de energía o el 40% de las necesidades de electricidad del campus. Lo consideran parte de sus esfuerzos para lograr la promesa hecha por el CEO Sundar Pichai de que Google hará funcionar todos los centros de datos y campus con energía libre de carbono para 2030.
Las empresas nunca han estado tan presionadas por los organismos reguladores para que cumplan y realicen progresos significativos en materia de emisiones de carbono. Además, nunca se habían enfrentado a un control tan intenso del „marketing verde” por parte de los ecologistas, y de sus propios empleados. La demanda de oficinas con bajas emisiones de carbono es mayor que nunca, dicen varios arquitectos estadounidenses entrevistados por The Guardian. Esto es particularmente evidente en California, donde las manifestaciones de la crisis climática son obvias: veranos más calurosos, sequía y una temporada anual de incendios forestales. „Los edificios son terribles para el medio ambiente”. – dijo Eric Corey Freed, director de sostenibilidad del estudio de arquitectura Cannon Design. „Si queremos resolver el cambio climático, tenemos que arreglar nuestros edificios”.
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