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La Comisión Europea busca recaudar 140.000 millones de euros para la crisis energética

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Este mes de septiembre, en su discurso sobre el estado de la Unión Europea, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, ha anunciado tres elementos que contendrá el paquete inicial de medidas extraordinarias de la UE para frenar los precios de la electricidad.

Estos 3 elementos serían:

  • Un proyecto para introducir el ahorro de energía obligatorio durante las horas punta. 
  • Un tope de los ingresos excesivos que reciben las centrales que no utilizan el gas para la producción de electricidad, como pueden ser las energías renovables, la nuclear, hidroeléctrica o lignito. 
  • Un mecanismo de solidaridad para captar parcialmente los excedentes de beneficios de las empresas de combustibles fósiles (como petróleo, gas y carbón) durante el ejercicio 2022.

Sorprendentemente, ya que es un acto poco habitual, la Comisión ha reunido los tres instrumentos en un solo texto legislativo, que deberá ser debatido, y seguramente retocado, por los Ministros de Energía.

Para la aprobación del paquete de medidas únicamente sería necesaria una mayoría cualificada en el Consejo y eludirá por completo al Parlamento Europeo. Su objetivo es proporcionar un alivio instantáneo a los consumidores y las empresas con problemas financieros. 

Todas estas medidas serán limitadas en el tiempo extraordinarias. 

Ahorro de energía obligatorio

El ahorro se ha convertido en la respuesta principal de la UE ante la crisis energética. Según funcionarios de la Unión Europea, la reducción del consumo de electricidad de los consumidores es una herramienta indispensable para hacer frente al gran desequilibrio existente entre la oferta y la demanda, lo que dispara los precios. 

Sumado al plan de reducción del gas que se acordó en julio, la Comisión ha propuesto ahora un plan de reducción del consumo de electricidad que deberá abarcar a los hogares, las empresas, las fábricas y los edificios públicos. 

Esta primera medida del Ejecutivo comunitario, que llega tras el acuerdo voluntario de ahorrar un 15% de gas y que pasa por reducir el consumo eléctrico una media de 10%, con un esfuerzo que incluya “obligatoriamente” una disminución de al menos el 5% en las horas pico, en las cuales la demanda es más alta. 

En la práctica esto afectaría a entre 3 y 4 horas diarias, según estimaciones de la Comisión. Pero, ¿cuáles son las horas puntas? Se refieren al momento del día en que la demanda se intensifica y los precios alcanzan sus niveles más altos, sobre todo debido a la influencia de las centrales de gas. Los países pueden identificar sus propias horas puntas, que suelen tener lugar entre las 7 a.m. y las 10 p.m., y así diseñar sus propias medidas para fomentar la reducción.

Además, la Comisión cree que los precios de las facturas, que alcanzan niveles récord, ya empujan a los consumidores a reducir su consumo de energía, y este plan reforzará la tendencia actual. 

Según palabras del Vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans: “reducir la demanda es fundamental para el éxito general de estas medidas: abarata las facturas de energía, acaba con la capacidad de Putin para convertir en un arma sus recursos energéticos, reduce las emisiones y ayuda a reequilibrar el mercado energético”. 

Redistribución del exceso de ingresos

Según las normas actuales por las que se fijan los precios marginales, el precio final de electricidad lo fija el gas, el combustible más caro en la actualidad. Esto significa que las centrales eléctricas que no usan el gas para su producción y que tienen costes significativamente más bajos están disfrutando de un exceso de ingresos. 

Es por eso que la Comisión Europea propone limitar el precio del megavatio/hora a 180€ en el mercado marginalista para estas energías con bajos costes de producción, como son las energías renovables, la nuclear o el lignito, ya que en condiciones normales obtendrían unos ingresos significativamente menores. 

El Ejecutivo entiende que ese tope máximo ayudaría a “minimizar el impacto” de los altos precios del gas y el carbón mientras que garantizaría a las eléctricas un retorno razonable.

Estas dos nuevas figuras de recaudación que busca implantar la Comisión Europea podrían recaudar más de 140.000 millones de euros, que se destinarían a aliviar la carga que sufren los hogares y empresas más expuestos al incremento de los precios energéticos, con medidas diseñadas por cada país. 

Los países que ya han ido introduciendo medidas similares, como Francia, España, Portugal o Grecia, pueden mantener sus planes mientras persigan el mismo objetivo que el tope inframarginal. 

Además, el Ejecutivo comunitario busca facilitar el despliegue de ayudas y avales públicos para compañías energéticas con problemas de liquidez y se avanza en el diseño de un índice de los precios del gas que sea más representativo que el TTF Dutch, de referencia en la actualidad en Europa y que “no se ha adaptado” a la situación actual. 

Impuesto a las energéticas

Bruselas busca también recaudar más fondos persiguiendo el excedente de beneficios de las empresas que extraen y refinan combustibles fósiles, como el gas, el petróleo y el carbón; para lo que ha propuesto gravar sus ganancias extraordinarias con un impuesto “excepcional y temporal” del 33%

En este llamado “mecanismo de solidaridad”, los gobiernos estarán facultados para imponer este impuesto adicional sobre los beneficios obtenidos por estas compañías en el ejercicio fiscal de 2022, pero únicamente si los beneficios declarados representan un aumento del 20% en comparación con la media de los beneficios obtenidos en los últimos tres años. 

Esta medida podría suponer hasta 25.000 millones de euros para los gobiernos, cantidades que se convertirían en ayudas financieras para hogares y empresas, incentivos para el ahorro de energía o inversiones en tecnología verde. 

Desde Bruselas insisten en que esta medida no se trata de un impuesto sobre las ganancias extraordinarias, aunque su esencia sea muy similar y los excedentes de beneficios sean también recaudados por las autoridades fiscales. 

En España, el Congreso aprobó admitir a trámite un impuesto del 1,2% sobre los ingresos (no los beneficios) de grandes empresas eléctricas, gasistas y petroleras. 

Sobre el tope al consumo de gas

Este nuevo paquete de medidas deja totalmente fuera la idea de establecer un límite al precio de las importaciones de gas ruso por gasoducto, o incluso también al que llega desde Noruega o Argelia o al gas natural licuado que nos llega en barcos metaneros.

Por ahora, las medidas excepcionales de la UE para combatir el agravamiento de la crisis energética se centrarán en el ahorro de energía y la captación de los ingresos sobrantes.

La Comisión aún se encuentra estudiando los pros y contras del tope del gas y no presentará ninguna propuesta legislativa hasta que se complete la evaluación interna. 

De manera paralela, la Comisión Europea trabaja en una reforma de calado del mercado energético a más largo plazo para desvincular la generación a partir de gas de las renovables que, según la Presidenta Ursula von der Leyen, llegará a finales de 2022.

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