Uno de los principales objetivos ecológicos de este siglo es conseguir una completa descarbonización, reduciendo o modificando todas las actividades que produzcan emisiones contaminantes. La movilidad y los medios de transporte convencionales son algunos de los elementos cotidianos que más perjudican al medioambiente.
Hasta ahora las opciones más ecológicas para realizar desplazamientos no eran demasiado atractivas para el público general que, como es normal, siempre prioriza la comodidad. Sin embargo, de un tiempo a esta parte han ido surgiendo medios de transporte respetuosos con el medioambiente que resultan más amenos de utilizar y apenas contaminan.
Podemos encontrar varias opciones, ya sea para ir a trabajar o para cualquier actividad de ocio: privados o públicos, individuales o colectivos, con motor y sin motor… Algunos de los más conocidos son:
- La bicicleta: el transporte sostenible por excelencia. Su uso cada vez está más extendido y no es de extrañar con sus múltiples ventajas: es fácil de aparcar, permite llegar rápidamente de un punto a otro, mejora la salud del usuario y no genera ninguna emisión nociva. De hecho, muchas ciudades han comenzado a ofrece este servicio de manera pública a sus habitantes, ubicando puntos de recarga de bicicletas eléctricas para incentivar su uso.
- El patinete eléctrico: es uno de los vehículos más populares actualmente en las grandes ciudades. Tampoco emite gases porque se impulsa con electricidad y es una alternativa rápida y cómoda para desplazamientos intraurbanos. Al igual que ocurre con las bicicletas, existen módulos a disposición del público en muchas grandes urbes.
- Tranvías, trenes y autobuses públicos: todos son buenas opciones para realizar largos recorridos. Su precio suele ser asequible y aunque sí generan contaminación, al transportar a muchas personas a la vez su impacto es menor que el de los vehículos unitarios. Además, muchas flotas están renovándose con modelos híbridos, haciéndolos más sostenibles.
Aparte de estos medios de transporte se pueden incorporar rutinas y hábitos en nuestra vida diaria que ayuden a reducir las emisiones de CO2, como realizar a pie los desplazamientos que no superen los 20 minutos andando o usar vehículos compartidos.
