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El agua de la central de Fukushima entrará en el océano en 2023. Habrá una indemnización

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El tema del agua contaminada de la central de Fukushima ha resurgido. Hace diez años, cuando un terremoto y un tsunami golpearon la costa de Japón, se liberaron toneladas de material radiactivo al medio ambiente. El gobierno japonés elaboró este año un plan para liberar el agua contaminada en el mar y acaba de establecer un nuevo marco de seguridad.

El agua de Fukushima acabará en el océano

En abril, el Gobierno japonés decidió verter al océano el agua procedente de la central nuclear dañada en Fukushima. Esta decisión provocó la oposición de varios sectores, de los pescadores locales y de los países vecinos, China y Corea del Sur. Sin embargo, los planes de Japón fueron apoyados por el Organismo Internacional de Energía Atómica. Ahora el OIEA debe desarrollar un plan de seguridad.

La empresa operadora de la central de Fukushima, TepCo, comenzó a enfriar con agua el combustible nuclear fundido tras la catástrofe. A continuación, se utilizó cerca de un millón de toneladas de agua para la refrigeración de los reactores. También se utilizó el tratamiento del agua, pero no se pudo eliminar el tritio, un producto radiactivo derivado de los reactores nucleares. Este año, el agua se ha diluido para reducir la concentración de material radiactivo.

La decisión de verter agua en los océanos ha suscitado polémica a pesar de que el gobierno y el OIEA han asegurado que el plan es inofensivo.

Nuevas decisiones de los japoneses

El gobierno japonés elaboró el martes un plan para verter al mar el agua contaminada de la central nuclear de Fukushima dañada. Se contempla una compensación para la industria local y un correspondiente informe de seguridad.

A principios de este mes, TepCo dio a conocer los planes detallados para la evacuación, entre los que se incluye la construcción de un túnel submarino para liberar el agua. ¿Te interesa Japón? Lee también: nueva tecnología de generación de energía geotérmica con CO2 extraído en Japón.

Japón ahora está estableciendo las normas que determinarán la cuantía de las indemnizaciones por daños. Estas se destinarán a la industria pesquera, el turismo y la agricultura. Sin embargo, según ha informado el gobierno, principalmente los daños se limitan a rumores perjudiciales y no a una amenaza real.

Japón espera que el OIEA desarrolle una evaluación de seguridad. El OIEA debe hacerlo sobre la base de una revisión de la seguridad del agua tratada, los estudios de los laboratorios locales y la legislación correspondiente. Está previsto que el proceso de vertido al océano comience en abril de 2023.

El país explicó su decisión en abril. Argumentó que la liberación de agua era necesaria para acelerar el complejo y dificultoso cierre de la planta dañada. Japón ha informado de que el agua filtrada de las centrales nucleares se vierte de forma similar en aguas de todo el mundo.

Cada año, alrededor de 8 millones de toneladas de plástico acaban en los mares y océanos. En 2050 podría haber más residuos artificiales flotando en las aguas que peces, advierte la Fundación MARE.

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