Cuando se habla de crisis climática siempre aparece la industria de los combustibles fósiles como una de sus obvias responsables. Sin embargo, hay otro sector clave que pasa más desapercibido: el de la construcción; en concreto, el de la fabricación de cemento.
La industria del cemento es una de las que más emisiones contaminantes genera del mundo: alrededor del 7% del total. Sin embargo, es un sector vital para el desarrollo y la construcción. Por ello, un grupo de investigadores ha desarrollado un método para reducir al mínimo sus ingentes cantidades de CO2
Los iones de magnesio abundan en el agua de mar, y los investigadores han encontrado una forma de convertirlos en un cemento capaz de absorber las emisiones de dióxido de carbono.
Su proceso de fabricación requeriría de una cantidad de energía similar a la del cemento convencional, lo que a priori significaría que, aunque el producto final no fuera contaminante, su proceso de producción si lo fuese. Por lo tanto, es necesario combinar esta tecnología con una fuente de alimentación renovable. Esto provocaría que el proceso global consumiera carbono en lugar de emitirlo, manteniéndolo alejado de la atmósfera.
El producto final es un cemento a base de magnesio con una resistencia a la compresión equiparable a la del cemento Portland (un conglomerado hidráulico que fragua, endurece y conserva su resistencia y estabilidad, incluso bajo el agua). No obstante, esta patente aún no es para crear hormigón armado convencional, aunque puede usarse perfectamente en la construcción de aceras, mampostería y adoquines.
Debemos estar atentos a la evolución de este nuevo producto para poder conseguir una industria cementera libre de emisiones.
